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— 533 —
fin de auxiliar espiritualmente 4 os habitantes del Puerto, nuestros
religiosos se han esmerado siempre en corresponder 4 su vocacion
y dla caridad con que en los primeros tiempos les socorrieron los
Cavitefios, asistiéndoles continuamente en el confesonario, en el
pilpito y en las casas 4 los enfermos, sobre todo desde que se es-
tablecié en su Iglesia la Cofradfa de nuestro Padre Jestis. Hoy no
necesitan ya los pocos religiosos que en ese Convento suele haber,
CONVENTO
Era el afio 1621 cuando el P. Vicario Provincial (todavia no
formabamos Provincia independiente) Fr. Rodrigo de San Miguel,
que deseaba satisfacer la peticién del dignisimo Sr. Obispo de
Cebu, D. Fr. Pedro de Arce, mandé 4 esa Ciudad al P. Fr. Juan
Criséstomo de la Ascensién, y al punto se hizo cargo de un sitio y
Ermita dedicada 4 la Purfsima Concepcién de Maria que aquél le
dond, Le fué adjudicada al propio tiempo por el mismo Sr. Obispo,
la administracién espiritual de la Isla llamada Maripipi, la cual te-
nia como unas 600 almas. Pero esto debfa hacérsenos sumamente
penoso por la escasez de religiosos; porque pasados algunos afios,
por varias circunstancias que, ademas de esa, concurrieron, deja-
mos Maripipi.a disposicién del Sr. Obispo que la agregé al Curato
de Bantayan. Es de advertir que nuestros religiosos y el culto de
la Santisima Virgen en nuestra Ermita de Cebti se mantenian
linicamente de las limosnas de los fieles; pero como la Ciudad vi-
de las limosnas del vecindario, y, sin embargo, reconociendo que
las pocas casitas y tiendas de que se mantienen les vinieron de la
caridad y donaciones de los antiguos, no se dan punto de reposo
por confesar 4 los innumerables indios de Cavite y de San Roque
que 4 todas horas invaden nuestra Iglesia. Esta y el Convento su-
frieron mucho con los terremotos de 1880; pero 4 mediados del 81
pudimos arreglarlo dejandolo mejor que antes.
DE CEBU
niese muy 4 menos por las adversidades y el correr de los tiempos,
poco antes de mediados del siglo XVIII, el afio 1747, se propuso al
Ilmo. Sr. Obispo la dejacién de nuestro Convento por no poder
mantenerse en él los religiosos; pero se opuso 4 ello la Ciudad en
masa representando al Prelado la gran utilidad espiritual que de
ellos reportaba, y los PP. Calzados 4 su vez, carificsos como
siempre con nosotros, ocurrieron 4 la dicha necesidad poniendo a
nuestra disposicién, con tal de que no nos retirdramos de Cebu, la
administraci6n espiritual de Cotcot y Nahalin, alrededor de Danao,
de que se habla en el cuadro. En Ja actualidad se sostiene el culto
y sus Ministros con las limosnas de los devotos de la Virgen del
Carmen, cuya Cofradfa tiene allf establecida, trabajando nosotros
sin descanso y conservando esa devoci6n 4 una altura parecida a
la del Convento de San Sebastian.
CONVENTO DE SAN SEBASTIAN
Fueron tan afectos 4 nuestros religiosos los caballeros D. Ber-
nardino del Castillo y su esposa D.* Maria, que, no pudiendo con-
tener su liberalidad para con ellos dentro de los muros de Manila,
en la fabricacién de cuya Iglesia y Convento habfan gastado, como
se dijo arriba, la enorme cantidad de cien mil pesos, les hicieron
gratuita donacién de una finca con casa y huerta, que tenfan en el
barrio de Calumpang, comprensi6n del pueblo de Sampaloc, en la
cual pudieran fundar otro Monasterio para vivir més retirados y
darse 4 rienda suelta a sus favoritos ejercicios de penitencia y de-
Voci6n, algtin tanto apartados del bullicio de la Ciudad. Porque es
de advertir que en aquel tiempo, la poblacién no se extendia mas
alla de la plaza de Quiapo, y lo que hoy es hermosa calzada de
San Sebastian, era entonces un casi infranqueable fangal sin gente
ni cultivo de ninguna especie. El P. Fr, Rodrigo de San Miguel
fué quien se hizo cargo de aquella finca en nombre de nuestra
Corporacion, y con fas licencias de costumbre, las limosnas de
devotos fieles y el beneplacito del Sr, Arzobispo, arreglé la casa
en forma de Convento, hizo una pequeiia Iglesia que puso bajo la
proteccién del Martir San Sebastian, y en ella administraba los
Santos Sacramentos 4 unas 500 almas que habia diseminadas por
los terrenos de la dicha calzada, del que hoy es barrio de Tanduay,
de la calle de San Rafael y de la calzada del Iris. Hasta fuente
bautismal tenia dicha Iglesia y el Prior asentaba en libros. canoni-
Cos, debidamente autorizados, las partidas de bautismos, casa-
mientos y defunciones, hasta fines del siglo XVIII en que cesé alli
huestra jurisdiccién; y, de acuerdo con el Prelado Diacesano, se
levanté dicha fuente y nuestros Superiores entregaron los libros
Canénicos al Cura Parroco de Quiapo, La Iglesia, como es natural,
Se fué agrandando y embelleciendo con el tiempo; pero con el
tiempo también, con las turbulenciag de los chinos, con los fre-
Cuentes temblores de tierra y otras violentas sacudidas de los ele-
mentos propios del pais, ha habido necesidad de reconstruirla va-
rias veces y restaurarla 4 costa de grandes desembolsos, sobre
todo el.afio 1867. Creimos .ya que con la gran reparacién de: esa
techa tendrfamos Iglesia para mucho tiempo y no habria necesidad
de. hacer mas gastos hasta Feponetnos de las pasadas pérdidas; pero
Dios dispuso las cosas. de otra manera y nos afligié de nuevo; con
una calamidad mayor que -las. anteriores; pues en el.mes, de julio
del afio 1880 se sintieron en, Manila y sus cercanias tan fuertes. te-
rremotos por espacio de tres dias, que nos dejaron aquella hermo-
sa Iglesia en estado ruinoso y el Superior Gobierno nos obligé 4
cerrarla. A pesar de tan ruda prueba no se acobardé nuestra Cor-
poracién de Recoletos; antes, bien, de ella sac6 fuerzas para con-
tinuar en su acostumbrado empefio de corresponder a los favores
que siempre ha recibido de la Sacratisima Virgen Maria, dela que
luego hablaremos; y después de bien meditado y consultado con
Dios y con los hombres tan grave asunto, se resolvid 4 realizar ‘el
atrevido proyecto de mandar construir en Bélgica el mds sdlido y
grandioso Templo que se conoce en Filipinas y dedicarlo 4 su que-
rida Madre en el mismo lugar de la primitiva Iglesia de San Se-
bastidn. Hizo los planos el mismo ingeniero que trajo de Mariquina
4 Manila las aguas potables, D. José Palacios; y agotando nues-
tros pocos ahorros, con algunas limosnas de los devotos, el,auxi-
lio no pequefo de nuestros religiosos Pérrocos y la proteccién,
sobre todo, de Maria Santisima, tuvimos el consuelo de inaugurar
el proyectado templo de hierro con solemn{simas.fiestas el aio
1891 en honor de la Virgen del Carmen, 4 quien de todo cuanto
tenemos nos consideramos deudores.—Se venera en él una pre-
ciosa Imagen bajo tan simpatica advocacién y tenemos establecida
su célebre Cofradia con la licencia del Rvmo. P. General de los
Carmelitas, y el beneplacito del Excmo. Sr. Arzobispo Metropoli-
tano, confirmada, ademas, por el Sumo Pontifice con especiales
gracias y favores. «De esa Cofradia, decia ya nuestro P. Fr. José
de la Concepcién en 1749, son Hermanos casi todos los vecinos de
Manila y sus arrabales, muchos de las Provincias limitrofes y no
pocos de las mas distantes». Por Breve Apostélico de la Santa
Sede se celebra su fiesta en el mes de enero.y no en el de julio,
por ser tiempo mas cOmodo para la asistencia_de la inmensa mu-
chedumbre de fieles que acuden 4 ella avidos de satisfacer su tier-
na devocién 4 la amantisima Madre, recibiendo en honor suyo yen
su Santa Casa los Sacramentos de la Penitencia. y de Eucaristia.
«De cinco a seis mil comuniones, afiade el citado Padre entre otros
curiosos detalles de su resefia, venian 4 ser en sélo el Triduo y
Novenario de enero las que se contaban en su tiempo; y aunque
con el transcurso de los afios ‘ld caridad y fervor se han res-
friado. mucho, todavia son pocos ‘los tres 6 cuatro Sacerdotes que
‘de ordinario residen en el Convento para satisfacer los piadosos
deseos: de la multitud, que a acude A Ja fiesta y al. confesionario,