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I4 LOS DRAMAS DE LA GUERRA
en I’roissart. habian vibrado por su madre, que. era la pa-
tria de su alma y de su corazon.
Sintié que un. loco af4n se apoderaba de su cerebro como
un frenesi, y que una desconocida excitacién se comunicaba
a su cuerpo todo. Aceleré las operaciones de cargar el aero-
plano, y. cuando anochecia remontdbase en los aires, dejando:
tendido al aviador alemdn, enmedio de la noche natural y
de la noche sin fin de la muerte. Hacia jugar con impetu y
con rabia las palancas del aeroplano, corriendo tras las escua-
cuadrillas francesas para unirse a ellas, para participar con.
ellas de la fruicién del ataque y del olfmpico placer de la, .
venganza. Y al volar, raudo como una flecha, raudo como otras.
veces, veiase sobrecogido de un secreto temor, temor de su-
percheria, imaginando si aquel acroplano veria repetirse ‘en
su-seno el drama que lo conmoviera... Mas la preocupacién
pasé. Diriase que la propia velocidad del aeroplano, como -
una bandada del viento la habia desprendido de la cabeza.°
y la habfa dejado muy atrds. El aeroplano volaba presuroso,.
como con gozo, igual que con jubilo. Dirfase que consciente
de que a su Patria volvia, agitdbase en muestra de alegria, uo
y de agradecimiento. ee
Enmedio de las tinieblas logré unirse a los suyos, a las ..
francesas escuadrillas que lo tomaron como un rezagado -y”
que seguramente lo considerarian como un aeroplano mas.:
Perv Froissart se horrorizaba momentos después pensando en
que no habia hecho desaparecer los distintivos del acroplano
y que aquellas sus cruces negras marcadisimas en los fondos
blancos Jo delatarian como lo que era efectivamente: un ae-
roplano enemigo, alemdn, aunque su ocupante, su piloto.fuese
compatriota...
_ Estudiaba, empero, el medio de descubrirse alos suyos.
Y Ja alborada llegé sin que encontrara otra solucién que ata- -
car a distancia de sus mismas escuadrillas, aunque también .
corria el peligro de ser tomado como enemigo, con los pris-:
maticos. Por fortuna, una densa niecbla lo envolvia todo... ‘
jColonia! jE] Rhin!... El turbulento rfo de las selvaticas:
orillas, de los encantados pefiascos, alojamiento po¢tico y ca-
’
A nn catalina ects aati mans ane hoy weaned