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6 - “LOS DRAMAS DE LA GUERRA
en Paris. El furor, el odio y el entusiasmo lo invadian todo
y entonces fué cuando acerté a pasar la sefiora Gorobietz por
la calle de Montmartre en uno de cuyos cafés'no ha mucho,
habian asesinado al jefe de los socialistas franceses.
Y en la ola humana naufragé la vacilante vida de la pobre
sefiora. Arrastrada por el torbellino de la encrespada multitud,
perdiéd pie, siendo pisoteada horriblemente. Fué conducida a
la farmacia donde se dirigia, bien ajena de ir a buscar, en
vez de un remedio, la tragica orfandad de Kate; porque alli
expir6 en medio de los mds atroces sufrimientos.
Pero la ola prosiguid encrespada y prepotente, anegando a
Paris en entusiasmo, sin detenerse en comentar el suceso de
aquella nueva victima de la guerra, cuando dieron Ja noticia
los periddicos. Otros relatos mds interesantes daba la prensa
que enardecian la opinién popular.
Habjiase reunido el parlamento belga y el rey, la reina y
sus hijos que asistieron a la reunién, fueron aclamados por
el pueblo con frenético entusiasmo, pidiendo. fusiles para ba-
tirse o morir’por la libertad.
Otra noticia aumentaba la locura de entusiasmo en Paris.
La reservada Inglaterra habja por fin salido de su flematica
pasividad, dirigiendo un ultimdtum al gobierno del Kaiser.
Y como el imperio teutén diese la callada por respuesta,
“quedé declarada la guerra en 4 de agosto, entre ambos pajfses.
Dos gritos formidables resuenan en Paris que hacen obrar
‘un extrafio fenédmeno en el pecho de Kate.
—«j Viva Rusia! |:Viva Inglaterra |»
Fortalecida quiz4 la salud vacilante de la joven rusa por la
exaltacién heroica que de la calle venia, pudo, en breve, aban-
donar la cama y, ocult4ndosele por precaucién el trdgico fin de
la sefiora Gorobietz, pas6é unos dfas de convalecencia enterdn-
dose de las noticias que publicé la prensa sobre la Gran Bre-
tafa.
La nacién de Jorge V, en virtud del contrato secreto que
sellé6 la entente cordiale de 1904-907 con intervencién del rey
Eduardo VII y el presidente Loubet, estaba preparada para la
lucha. Y al proceder Alemania a la ruda violacién de la neu-
_ tralidad de Bélgica, 180,000 hombres al mando del general
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