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o4 ce BUFPALO BILL
de aplastar pronto el alzamiento de los cornejas,
hasta que vinieron 4 interrumpirla la nifia y Smith
©. el anuncio de que los caballos estaban ensi-.
Nados.
- CAPITULO X
COMBATE EN RETIRADA
No fué pequeiia la satisfaccidén de Buffalo Bill
al ver que los cinco caballos escogidos- eran in-
mejorables, superiores 4 los-que los pieles rojas
pudieran poner en su seguimiento.
El viejo ranchero abandoné la casa sin llevar
consigo otra cosa que un saco con el dinero y todas
sus armas y municiones. ,
—KHl resto lo dejo abandonado .& los indios—dijo
con acento sombrio,—pero 6 mucho, me equivoco,
6.me lo cobraré con creces antes que la campafia
‘que ahora empieza dé fin. Sera ésta la tercera vez
qué los indios reducen 4 cenizas mi casa, y asegu-
ro 4 ustedes que me_va cansando el jucgo.
Emprendieron.-los expedicionarios la marcha
sin que los indios hicicran su aparicién. Buffalo
Bill observé que Maud Ievaba un revélver pen-|
. diente del cinturén y un rifle pequefio en bando-
lera. Como le lamara la atencién, se lo dijb 4 su
padres
—No vaya usted 4 creer que las leva por lujo
---—contestd su padre,—que quizd sepa servirse de
ellas mejor que nosotros: Como tropecemos 4 los
picles rojas, no sera la ultima que haga carne, yo
se lo aseguro.
No bien fueron pronunciadas estas palabras,
cuando Buffalo Bill extendid el brazo en direccién
4 uma espesura que distaria tres cuartos de milla,
diciendo :
—Alld estan. ~
Miré el anciano, y vid una partida de mds de
veinte picles rojas, ostentando los colores de la
guerra, perfectamente montados. En aquel mo-
mento salian 4 terreno despejado. Ios indios divi-
.Saron al mismo tiempo 4,los blancos, y cargaron
4 galope, lanzando alaridos de triunfo.
~ —¢ Los resistimos 6 escapamos ? — preguntd
Welch 4 Buffalo Bill.
—Si estuviéramos solos, los resistirfamos, pero
no tenemos derecho 4 exponer la vida de la sefio-
rita Benson, siempre que podamos evitarlo—con-
testé Buffalo Bill. -
‘Dichas, estas palabras, varidé bruscamente hacia
ta izquierda, emprendiendo oxtensa | curva & galo-
\
pe tendido, con ‘objeto de esquivar el encuentro
con el enemigo. El resto de la partida siguidé la
‘misma direccién. Todos montaban caballos exce-
lentes ; pero; como los indios en vez de correr tras
ellos, tomaron la cuerda del circulo, levaban mu-
chas probabilidades de cortarles la retirada.
‘Iniciada la fuga, Buffalo Bill quedé 4 retaguar-
dia de los suyos.con objeto de ocupar el puesto
mds inmediato 4 sus perseguidores ; el viejo. man-
dé & su hija que.fuese delante; orden que ésta
obedecié contrarieda, pues anhelaba cambiar unos
tiros con los: indios. Los\tres hombres disminu-
yeron la velocidad de su carrera para incorporarse
4 Buffalo Bill. No sospechando los indios que la
disminucidn referida fuese intencionada, prorrum-
picron en ruidosos gritos de triunfo.,
Poco rato durdé su alegria.
Buffalo Bill se volvié sin dejar de correr, apnn-
td cuidadosamente y disparé.
distancia que mediaba entre perseguidores y per-
seguidos, que ni siquicra sofiaban los primeros:
en la posibilidad de romper el fuego, pero esto
no obstante, el bravo que marchaba ‘en’ cabeza
vacilé en la silla, se sostuvo breves momentos
merced 4 sobrehumanos esfuerzos, y cayé al fin
sobre la’ hierba.’
Un disparo tan admirablemente certero obligé
|'4 los indios 4 aflojar en la persecucién, pues no les
hacia gracia caer fusilados antes de ponerse 4 dis-
tancia conveniente para’ que los disparos de sus
armas fueran eficaces.
Tan larga cra la .
Habiendo observado los perseguidos que aumen-
taba la distancia que de los indios les separaba,
no hicieron fuego, y picaron sus caballos hasta al-
eanzar & Maud. A: partir dg aquel momento, los
pieles rojas no cuidaron mas que de no perder de
vista 4 los blancos, evitando ponerse 4 tiro. _
Sabia Buffalo Bill que .no ‘encontrarfan- sitio
donde ocultarse hasta llegar al bosque inmediato
t Estero Rojo, ocupado por el enemigo.
Devoraban distancias los perseguidos sin perder
nunca de vista & sus obstinados enemigos, con
harta intranquilidad del rey de los exploradores,
que vela inminente el fracaso de sus planes -de
atravesar aquella noche las Ifneas de los sitiadores.
Claro’ que poniendo 4 sus caballos 4 galope desen-
frenado conseguirfan 4 la postre dejarlos muy:
atrds, y hasta ocultarse en los bosques, pero los
indios proseguirfan su marcha y pondrfan en ante-
cedentes de lo ocurrido 4 Vibora Rabiosa. :
Los perseguidores debfan saber que los blancos
pensaban buscar refugio en Estero Rojo, ya que